Este pasado 25 de abril se presentó en el Recinto Cerra (# 619.5 de la Calle Cerra en Santurce) la exposición individual más reciente del artista Bobby Cruz, bajo el título Simplemente… Bobby, apropiado de un disco de 1980 del salsero Lalo Rodríguez. Bobby es egresado del Departamento de Pintura de la Escuela de Artes Plásticas, ha trabajando por algunos años el folclor contemporáneo puertorriqueño recreando objetos de moda en un llamativo terminado cromático en distintos tipo de aplicación. En su pasada muestra individual, Súper Clásico, Bobby recreó algunas carátulas de discos importantes en la historia de la salsa, por lo que no es extraño que mantenga un diálogo con esas referencias en esta muestra. Algo que también ha sido constante en las investigaciones de Bobby es la utilización de la colección como referencia. En el caso de su obra temprana era la colección de juguetes, bicicletas y piezas de ropa, en Súper Clásico los discos, y en este caso un poco de todas, más algunas latas de aluminio, utilizadas como referencia para unas pinturas y como materia prima para tres esculturas. Algo que también se ha visto como una constante en su trabajo es la utilización de textos en letras de neón, como herramienta para celebrar frases y títulos extraídos de la cultura popular y de la salsera.
Simplemente… Bobby, es un homenaje a una parte de nuestra cultura popular, la cual ha sido enmarcada en conceptos que la marginan. La “cocolería”, particularmente la de los ochenta, es a veces vista por los mismos salseros como una época en la que la salsa sufrió una transformación que la alejó de sus orígenes con la orquesta, la salsa rosa o romántica. Por otro lado se asocia a esta “cocolería” y a la gente que la escucha con estereotipos como “boricuas bestiales” y con la cultura kitsch. La realidad es que esa puertorriqueñidad que Cruz utiliza como punto de partida es parte de la cotidianidad inmediata que nos rodea, para lo cual basta con sintonizar la radio en el 93.7 FM. El machismo, la narcomanía y el patriotismo ocasional producto de la euforia en la fiesta, son todas características que no podemos negar de nuestra cultura, pues coexistimos entre estas formas. Una pieza que sintetiza esa actitud es la instalación Un verano en piar, compuesta por dos sillas de playa con la bandera de Puerto Rico, las cuales el artista intervino dándole al triángulo su original color azul celeste. Las sillas están acompañas de una neverita de playa convertida en un equipo de sonido que reproduce una lista larguísima de números de salsa seleccionados por el artista. Esta pieza, junto a Camón doblao’, un aro de carro convertido en barbacoa, sería la combinación perfecta para un pasadía en la playa o en el río entre amistades puertorriqueñas: comodidad con poco y un tributo a la inventiva diaria.
Por otro lado, justo a la izquierda de la entrada de la sala, hay una colección de cuatro toallas de playa,de esas que se venden a los turistas con imágenes genéricas sobre el paraíso tropical caribeño. Coquíes verdes, banderas, caracoles y mujeres semidesnudas nos obligan, sin duda, a reflexionar sobre la manera en que se nos retrata y cómo nos vendemos a los que nos visitan. ¿Cuánto control tenemos sobre esa imagen que exportamos?
Hay un planteamiento que nos invita a reflexionar críticamente sobre la identidad nacional más allá del nacionalismo. Es tal vez desde una versión de nosotros que obviamos, pero que sigue estando presente. Justo en frente a la instalación de las toallas, se encuentran unas cien libras de latas de aluminio comprimidas en tres rectángulos diferentes, latas de refrescos y cervezas, recogidas de la calle y convertidas en formas para ser observadas. Junto a ellas, un pintura en acrílico que ilustra de manera realista una lata maltratada de soda con sabor a coco, de la conocida marca Coco Rico. Con el título Si no hay material no hay coco, esta pintura también es una apropiación de la salsa que, según explica Cruz, es a la vez una declaración de artista sobre cómo se produce arteen la contemporaneidad isleña, en la que un puñado de latas se convierte en materia prima para una obra de arte.
Por último, encontramos en la exhibición un texto en neón que lee “A lo hecho pecho”, un dicho popular que habla sobre asumir la responsabilidad de los actos que uno comete. Si bien todo este acto de puertorriqueñidad puede ser criticado negativamente, es también una parte integral de nuestra cultura que no debe ser negada por comparaciones injustas e innecesarias con otros países.
En definitiva, Simplemente… Bobby fue una selección coherente de proyectos recientes en la obra de Cruz que son pertinentes tanto a nivel plástico como discursivo, donde más que hablar sobre “el mal gusto” en nuestra cultura, invita a hacer una reflexión sobre a qué nivel es parte de nosotros eso que también denominamos en algunos foros como Kitsch.
La exhibición Simplemente… Bobby estará abierta hasta el viernes 17 de mayo de 2013. Para más información sobre la muestra, pueden visitar la página del Recinto Cerra a través de Facebook.
*Publicado originalmente en la edición de mayo de 2013 de la revista en línea, Visión Doble.