“I’m interested in the ‘too much,’ doing too much, giving too much, putting too much of an effort into something. Wastefulness as a tool or weapon.”
—Thomas Hirschorn
La naturaleza de esta muestra y su proceso particular de creación me hicieron partícipe paralelo de su conceptualización en el momento en que me tocó articular este escrito. Mientras el artista trabaja sobre las piezas en su taller, yo ordeno algunos comentarios que en el mejor de los casos servirán de invitación a un diálogo colectivo. El epígrafe con el que inicio esta reflexión es una declaración de un artista suizo, que trabajó algunos años en París como parte de un colectivo de artistas gráficos comunistas que hacían comentarios críticos a través de la apropiación del lenguaje publicitario. Hirschorn, al igual que Omar Velázquez, utiliza como componentes materiales abandonados. Ambos tienen formación en grabado y arte gráfico y hacen conscientes al público a través de su obra del “adentro” y el “afuera” que existe dentro de lo que se entiende como arte. Aún cuando se puede argumentar que tendencias relativamente recientes han ido quebrando esas concepciones, no se debe generalizar. Las instalaciones de Omar, tanto como los monumentos de Hirschhorn, son reacciones conscientes a esas separaciones.
Omar es un artista polifacético, que se mueve con pericia y facilidad entre diferentes medios. Su carácter huraño y pensamiento crítico reaccionan a su paisaje diario llevándolo a incorporar referencias tangibles de ese entorno dentro de las obras. El vínculo que existe entre la materialidad de su obra y el diseño discursivo del comentario decide en gran medida su poética. UNDO es una colección de ejercicios que buscan revelar la poética de los objetos y los espacios a través de prácticas como la pintura, el ensamblaje y el grabado. La imágenes que sirven como referencia son en su mayoría alusivas a procesos de construcción, deterioro y abandono. Comienzo el texto con una cita sobre el despilfarro y lo “demasiado”, porque de algún modo la obra de Omar se construye sobre algunos de los efectos de ello. Su trabajo guarda un estrecha relación con el despilfarro, hay una conciencia de él, sin juicios ni moralismos, más bien es un entendimiento de su existencia y del rol que tiene en nuestro contexto. Su obra comenta indirectamente sobre el exceso, lo contiene de varias maneras. Por ejemplo, las imágenes que trabaja cuando hace referencia a espacios en deterioro, son simultáneamente documentos de una actitud consumista de deriva muchas veces en el despilfarro de recursos y lugares. De igual forma, la selección de materiales en su trabajo pictórico y tridimensional se nutre directamente de una actitud provocada por el desperdicio. Velázquez estrecha las distancias entre el objeto de arte y sus referencias a través de la inclusión de elementos menos nobles o menos comunes en la práctica artística.
En el caso particular de UNDO, sucede un poco a la inversa. La instalación que se presenta de uno de los lados de la sala, y que incluye entre sus elementos la representación de una chorrera de escombros titulada (Sin título) desliz, hace referencia, junto a los demás elementos tridimensionales en sala, a artefactos propios del panorama de la construcción. A diferencia de su trabajo en pintura en el que incorpora materiales como pedazos de aluminio, plástico y foam, — cosas que para otros serían basura —, en esta serie de objetos y construcciones Omar se vale de componentes más convencionales, materiales como el canvas, la madera y el foam estructural, haciendo de esa serie de piezas “útiles” representaciones para ser contempladas por su forma como objetos de arte. Algo que llama la atención y que tienen en común la mayoría de esos referentes es su naturaleza de remiendo. La mayoría está hecha de pedazos de cosas que nunca tuvieron nada en común entre ellas, piezas reutilizadas una y otra vez como en un ejercicio interminable de intentos inconclusos por construir algo.
Deshacer, como sugiere en inglés el título de la muestra, es la práctica de abrir camino para la construcción y también es una acción corriente en el trabajo creativo. A la vez, es una tendencia cada vez más común en el entorno urbano que nos rodea. Incluso hay proyectos de construcción que se transforman en desechos antes de haber sido útiles. Entonces, el ejercicio de convertir esas herramientas en esculturas y los espacios abandonados en estampas grandísimas adquiere un tono político ineludible, una dimensión señalatoria, de demanda por una concientización del uso de las cosas y los espacios. La actualidad produce viciosamente material que jamás será reutilizado, incluso mercancía que nunca será puesta en venta. El desecho en la contemporaneidad es casi una manifestación de despilfarro a través de la cual la sociedad capitalista presume de su poderío. Desde una perspectiva menos fatalista, el desecho también es una memoria de lo inmediato, un documento de paso, o bien, una herramienta para el remiendo.
Las colección de piezas que se organizan en UNDO, además de ser parte de la producción más reciente del artista, son el resultado de un conjunto de reflexiones materiales sobre el entorno inmediato del artista y las técnicas de representación disponibles a su alcance. Esta serie de objetos e imágenes, desde su confección, se articulan como preguntas al proceso mismo de elaboración de las obras. Este texto no es más que una mera invitación a interrogar las obras y las intenciones del artista.
UNDO, de Omar Velázquez, puede visitarse en la Galería de Arte de la Universidad del Sagrado Corazón, hasta el 14 de septiembre de 2013. Para más información, pueden visitar la página de la Galería.
*Publicado originalmente en el catalogo de la exposición “UNDO” de Omar Velázquez celebrada en la Galería de Arte de la Universidad del Sagrado Corazón, publicado también el edición de agosto de 2013 de la revista en línea, Visión Doble.