A veces, los instrumentos necesarios para mantener una relación interpersonal son tan complejos como una máquina, una máquina activada por movimientos sencillos y diseñada para asegurar funciones comunes entre dos personas. Actividades esenciales como conectar una mirada, estrechar una mano o esconderse, podrían necesitar apoyo físico externo para llevarse a cabo más efectivamente. Parecería tonto, pero sostener un saludo o mantener la mirada fija en los ojos de otro no son del todo ejercicios que deberían pasar desapercibidos. La brasileña Lygia Clark ya lo había notado: hacían falta prótesis para evidenciar ese contacto tan obvio. A finales de los años sesenta, en Brasil, Clark trabaja en piezas como Diálogo de óculos, Roupa-corpo-roupa, la serie de objetos interactivos titulados “bichos” y la serie de “objetos relacionales”, que tenían como propósito mediar las experiencias y el contacto entre personas, invitando a una reflexión sobre las emociones y la subjetivad.
El pasado 23 de noviembre de 2013, la joven Cynthia Morales, recién graduada del Departamento de Escultura de la Escuela de Artes Plásticas de San Juan, presentó la muestra Mecánica del intimismo, en Área: lugar de proyectos, como parte de serie de exhibiciones del Proyecto Graderío. Cynthia, como Lygia Clark, dio en el clavo con una serie de maquinarias que nos ayudan a insistir en algunos actos. Hay cosas que se entienden más fácilmente cuando identificamos sus partes. Por ejemplo, la pieza Saludo sostenido reflexiona sobre el acto de saludar ofreciendo la mano. ¿Qué es estrechar la mano de alguien sino sostener el peso de su brazo con firmeza? ¿Qué implica y que sucede cuando la moral o la costumbre lo transforman en un acto rutinario? ¿Se convierte en forma? ¿Pierde su sentido cultural? ¿Cuántas capas de información se intercambian en un mero acto? Tal vez valga la pena detenerse e insistir en él para entender su propósito. En ese sentido, atarse a un saludo a través de un maquinaria externa, haría visible nuevamente lo que por costumbre se hizo forma.
El gesto poético de aliviar el peso de un saludo a través de una maquinaria de poleas nos obliga a detenernos sobre el acto mismo de saludar. Estos aditamentos convierten la actividad cotidiana en algo especial: en una oportunidad de reflexionar detenidamente sobre un movimiento y su sentido. Durante la celebración de la muestra, mientras algunos reflexionaban frente a los artefactos en sala, un grupo de personas jugaban, en el estacionamiento, a retar la resistencia y fortaleza del otro. El pulseo, un deporte famoso entre varones con altísimos niveles de testosterona, sirvió de motivación y complemento al trabajo que Morales presentó en sala. ¿Qué es un deporte sino la oportunidad de reflexionar detenidamente sobre la complejidad y los detalles de una serie de movimientos? El contacto es mediado, motivado, justificado; la cultura le da valor y significado, la costumbre le trasforma en meros movimientos. El pulseo y la competencia son otra manera de acercarse a un saludo, otra forma de estrechar la mano y hacer contacto visual con alguien. La competencia inevitablemente incita al acto obvio de tocarse y no soltarse, a la vez que sirve de excusa para el contacto: puedes competir contra alguien sin saludarlo, pero inevitablemente tendrás contacto con él.
Por otro lado, las demás piezas en sala articulan metáforas, poéticamente, sobre el contacto entre dos personas, mientras sugieren actos por separado que insinúan sutilmente las etapas de un acercamiento que va desde el avistamiento hasta el compartir de energía y una posible huida. Esta colección de artefactos se hacen pertinentes en tanto que la relación entre personas es cada vez más un objeto de mediación y capitalización. Qué son la redes sociales, sino un mecanismo de mediación entre relaciones, que capitaliza sobre ellas.
Estas mecánicas intimistas podrían ser una versión análoga de un intento de mediación relacional. ¿Qué tan compleja pueden ser las relaciones interpersonales? ¿Qué tanta explicación necesitan? Pensándolo detenidamente, me atrevería a decir que necesitan todas las explicaciones posibles y, a veces, la mediación de cualquier maquinaria disponible. Esta serie de esculturas/instalaciones, me hace pensar en la apatía y la distancia, y en cómo desde un acto como el de Morales se juega a buscarle soluciones a un problema de cuyo origen no tenemos una idea clara. Tal vez la sociedad occidental se detesta tanto a sí misma que progresivamente se ha separado y por necesidad ha tenido que construir puentes para mirarse pacíficamente.
Este trabajo, que a la vez parecería una versión monumental de las ideas de Lilliana Porter –el pensando particularmente en pequeño puente en el extremo izquierdo de la sala–, es un espacio seguro para pensar sobre qué exactamente mediamos cuando participamos de un ejercicio de relacionamiento.
Mecánica del intimismo, una exhibición individual de Cynthia Morales, fue la séptima presentación del Proyecto Graderío, como parte de su residencia en Área: lugar de proyectos. Área es un espacio que desde 2005 se encarga de proveer espacio de exhibición y discusión sobre la producción de arte contemporáneo en Puerto Rico.
*Publicado originalmente en la edición de enero de 2014 de la revista en línea, Visión Doble.