Más allá de la no siempre significativa cuestión del origen, las tendencias artísticas suelen
considerarse internacionales en los centros y derivativas fuera de ellos.
 

—Gerardo Mosquera, Islas Infinitas

El arte hecho por puertorriqueñxs, sean nacidos y criados en el archipiélago o radicados en la diáspora, suele aparecer enmarcado en discusiones sobre identidad nacional. Esto no es exclusivo de Puerto Rico. En términos generales, al arte del Sur Global se le exige cumplir con una rúbrica de identificación que condiciona sus discursos a lecturas que se imponen desde afuera. Ello responde en gran medida a una mirada hegemónica occidental que insiste en universalizar sus cánones y empujar hacia los márgenes la voz de aquellos a quienes se les niega la posibilidad de enunciarse desde el centro.

La realidad política de lxs puertorriqueñxs se encuentra atravesada por la relación colonial que imponen los Estados Unidos sobre el territorio y sus habitantes. A consecuencia de ello y, desde hace mucho, ‘la puertorriqueñidad’ trasciende los límites geográficos de las islas. Motivo por el cual el arte contemporáneo puertorriqueño se enuncia muchas veces desde el reconocimiento mismo de las contradicciones que derivan de esa relación.

De izquierda a derecha: Omar Velázquez, Javier Orfon e Ivelisse Jiménez

‘Unspoken Identities’ reúne la obra de nueve artistas de origen puertorriqueño radicados dentro y fuera del archipiélago con la intención de entablar un diálogo que expanda los escenarios de interlocución de sus respectivos cuerpos de trabajo. A través de vínculos formales y temáticos, la exposición establece diálogos puntuales que contribuyen a la consolidación de una mirada autocrítica que, lejos de reafirmarse en antagonismos fútiles, asume su ambigüedad como un gesto tácito de identidad que no necesita ser autorizado. Así pues, cada una de estas propuestas constituye el testimonio impreso de una voluntad plural por interrogar el statu quo y las jerarquías que se acomodan en torno a la construcción de las narrativas dominantes. De hecho, es precisamente gracias a la producción plástica y los diálogos que los artistas ofrecen a través de sus propuestas que podemos hacernos una idea más clara acerca de la disputa que existe en torno a la construcción del imaginario nacional. Como afirma Gerardo Mosquera en su ensayo Islas Infinitas: “La cultura constituye hoy una arena de primera importancia donde se tensan las luchas y negociaciones de poder”.[1]

La participación de Omar Velázquez y Javier Orfón en esta exposición se ofrece especialmente oportuna. Sus miradas sobre el pasado ancestral, la imaginería popular y el paisaje invitan a pensar críticamente los modos en que históricamente se han representado estos referentes y el lugar que ocupan en el paradigma cultural del presente. Cada uno desde su lenguaje, subraya el desfase que se sigue perpetuando entre historia y relato, así como las insuficiencias discursivas del proyecto historiográfico gestado como parte del nuevo status colonial a mediados del siglo XX; bien sea a través de un cuidado tratamiento de la relación entre paisaje y figura en el caso de las pinturas de Velázquez y el instrumento que las acompaña, o del ejercicio arqueológico con el que Orfón superpone petroglifos y pictogramas de diferentes épocas encontrados en cavernas y ríos de La Isla −El pergamino de la Sierpe (2022)−.

Melissa Raymond & René Sandín | Espectro de emisión municipal (mapa/leyenda), 2022 | Espectro de emisión municipal (luz/prisma), 2022 | Pintura acrílica sobre lienzo sobre panel de madera

Por otro lado, Osvaldo Budet Meléndez y el dúo formado por Melissa Raymond y René Sandín revisan investigaciones sobre los límites y las contradicciones camufladas en la agenda progresista que ha modelado el presente cultural y político puertorriqueño. En Political Landscapes (2021), Budet elabora con meticulosidad una serie de seis pinturas a modo de diagramas apaisados basados en los resultados de procesos eleccionarios de referéndums de status. Una propuesta pictórica que visibiliza los matices ocultos en un panorama político dominado por el bipartidismo y la demagogia. En una línea similar, Melissa Raymond y René Sandín, a través de imágenes y muestras de pintura, construyen un registro subjetivo de la paleta de colores usada para delimitar e identificar los gobiernos municipales de Puerto Rico. En este caso, las piezas presentes en la exposición son resultado de un recorrido compuesto de varias rutas que dan forma a un mapa-leyenda de los colores recopilados en el trayecto –Leyenda (2022)– y a un estudio de la relación existente entre ellos –Espectro (2022)–. Juntas, constituyen una memoria cromática dislocada por la distancia migratoria que les separa física y temporalmente del Caribe.

Desde lo formal, Ivelisse Jiménez y Awilda Sterling Duprey proponen procesos de relación en torno a sus obras que desafían los convencionalismos que impone la mirada occidental sobre el arte del Sur Global. Sus propuestas reclaman estos vocabularios y politizan el acto creativo como un gesto decolonial. Jiménez interviene sobre materiales translúcidos que posteriormente dispone colgando de lo alto de la sala, apostando así por las posibilidades de una pintura que habita el espacio y genera una relación más dinámica con sus interlocutores. Watermarks #3 (2021) pertenece a un grupo de obras que la artista rehízo a partir de los restos recuperados de su taller tras el paso del Huracán María en septiembre de 2017. Por su lado, Awilda Sterling, aborda el proceso de producción de su obra a través de estudios de ritmo y movimiento que apuestan por una pintura intuitiva vinculada al baile y la música como elementos mediadores del proceso pictórico. En Con ton y son (2019-2020), Sterling reflexiona acerca de la escala tonal de grises y el dibujo como herramientas para ocupar el espacio de la galería. A través de sus obras, tanto Jiménez como Sterling, reclaman el derecho a una metodología que les permita pensar su práctica a partir de un paradigma de relación con la obra capaz de activar conversaciones más allá de su origen o identidad nacional.

Ángel Otero | Untitled, 2013-2015 | Acero y porcelana esmaltada

Por su parte, Glendalys Medina, Nora Maité Nieves y Ángel Otero exploran desde la diáspora el valor del ornamento en los procesos de identificación mediados por la experiencia migratoria. Desde lugares, experiencias y modos de hacer diferentes, cada uno apunta a procesos de transformación de su propia subjetividad. A través de la combinación de técnicas y motivos decorativos, Otero confecciona su pieza Untitled (2013-2015) a partir de dos materiales muy arraigados en la memoria neo-colonial de mediados de siglo XX en Puerto Rico: la herrería vernácula y la porcelana. Del mismo modo, Nora Maité Nieves, echa mano de fragmentos de motivos decorativos comunes, tan corrientes que a veces pasan desapercibidos. En sus trabajos Déjà vu Von Heyl y Déjà vu (2022) se pueden identificar detalles que emulan los diseños de bloques ornamentales, texturas, plantas y mosaicos, muy frecuentes en las fachadas de viviendas de clase trabajadora. Por último, Medina también recupera procedimientos artesanales comúnmenteinfravalorados con la intención de ponerlos en valor, como es la técnica de hilo tensado. Obras como Gratitude in Pieces #8 (2022-2023) reclaman esta práctica y la convierte en vehículo de un vocabulario que se alimenta de la estética del graffiti y la deconstrucción gráfica del clásico “Boombox Radio”, ambos componentes fundamentales en la cultura hip-hop y referentes medulares de su crianza en New York. Todxs ellxs articulan procesos orientados a visibilizar pedazos de una historia contemporánea que la institución no siempre ha sido capaz incorporar en sus narrativas.

El cúmulo de acciones y gestos que acompañan el trabajo de estos artistas testifican verdades que trascienden la fragilidad de un proyecto de nación que durante décadas ha dependido de las jerarquías raciales para defender un mito desgastado. Carla Acevedo-Yates afirmó en 2015, “hoy día es imprescindible cuestionar esos formatos tradicionales y pensar la diversidad de maneras en las que nos podamos relacionar con “el otro” más allá de la frontera nacional.”[2] Esta muestra se hace eco de esta afirmación e invita a sus interlocutores a tomar el caso puertorriqueño como ejemplo para interrogar su eslabón en la cadena de mitos que nos impide ver más allá de las diferencias.por la distancia migratoria que les separa física y temporalmente del Caribe.

[1] Mosquera, G. (2010). Islas infinitas. Sobre arte, globalización y culturas. En “Caminar con el diablo”, EXIT Publicaciones, pp.27-43.
[2] Acevedo-Yates, C. (2015). ¿Qué nación? La Muestra Nacional, métodos curatoriales y la producción de translocalidades en contracorriente. Revista del ICP, Tercera Serie, Número III.

Abdiel D. Segarra-Ríos
Artista, gestor cultural y comisario independiente

*Texto curatorial para la exhibición “Unspoken Identities”, en la galería Ana Mas Projects en la Calle Isaac Peral, 7 en L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona, España.

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